LE CAPITOLAZIONI DI SANTA FE: APRILE 1492

Non era la prima volta che i Re Cattolici e Cristoforo Colombo si incontravano. Il navigatore genovese aveva già esposto ai monarchi la sua “folle” idea (per alcuni) di imbarcarsi attraversando l'Oceano Atlantico alla fine del 1491. I re lo accolsero a Santa Fe (Granada) e rifiutarono di garantire il loro sostegno, per cui Colombo si diresse verso il monastero de La Rábida di Huelva. Lì, dopo alcune settimane di riflessione, sostenuto da Juan Pérez, monaco del monastero che credeva nella sua impresa, fece un ultimo tentativo per ottenere il permesso delle teste coronate. Perez era stato confessore della regina Isabel e confidava che Colombo sarebbe stato ricevuto se ne avesse fatto richiesta.
Così i re, completata la Reconquista, lo ricevettero di nuovo a Santa Fe. Approfittando dell’enfasi religiosa susseguente alla conquista di Granada il navigatore fece presente che il viaggio avrebbe potuto affrettato la conversione degli infedeli e comunque i benefici economici dell’ impresa avrebbero potuto finanziare una crociata per liberare Gerusalemme dai musulmani.
Diverse persone vicine alla corte sostenevano il progetto di Colombo e si rivelarono essenziali per convincere i re cattolici. Il cardinale Pedro Gonzalez de Mendoza, arcivescovo di Toledo, mediò perché gli fosse data udienza garantendo che era un "uomo affidabile per “ingegno e abilità". Diego de Deza, domenicano e membro del Consiglio di Salamanca, rimase colpito dalle argomentazioni di Colombo, intercedendo a sua volta nei confronti della regina. Luis de Santángel, destinatario delle entrate ecclesiastiche di Aragona, fu però colui che convinse Isabella ad accettare tutte le ferree condizioni del futuro Ammiraglio. Beatriz de Bobadilla, marchesa di Moya, e il duca di Medinaceli contribuirono ad influenzare la regina Elisabetta perché cedesse alle richieste di Cristoforo Colombo. Così alla fine Ferdinando e Isabella si convinsero cedendo anche di fronte alle enormi richieste di Colomboe relative all’ autorità personale e ai benefici economici imposti così come sono stati registrati nelle capitolazioni finali di Santa Fe, firmate il 17 Aprile 1492.

decorazione

No era la primera vez que los Reyes Católicos y Cristóbal Colón se veían las caras. El navegante genovés ya les había expuesto su descabellada (para algunos) idea de embarcarse rumbo a Asia cruzando el océano Atlántico a finales de 1491. Los reyes lo recibieron en Santa Fe (Granada) y rehusaron garantizarle su apoyo, lo que hizo que Colón marchara al monasterio onubense de la Rábida. Allí, tras unas semanas de reflexión y apoyado por fray Juan Pérez, monje del monasterio que siempre creyó en su empresa, gestó un último intento para conseguir la venia de los reyes. Pérez había sido confesor de la reina Isabel y confió que ella le atendería si se lo pedía.
Así pues los reyes, ya con la Reconquista finalizada tras años de guerra, recibieron a Colón en Santa Fe. Aprovechando el éxtasis religioso de los reyes el navegante ligó su aventurera empresa con la cristianización del lugar al que esperaba llegar pues, según afirmó, el viaje permitiría llevar ayuda a los cristianos del continente, trabajar por la conversión de los infieles y, por si fuera poco, usar los beneficios económicos de la empresa para financiar una Crucada para liberar Jerusalén de los musulmanes.
Varios personajes cercanos a la corte apoyaron la empresa de Colón y fueron esenciales a la hora de convencer definitivamente a los Reyes Católicos. El cardenal Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo, medió para que estos le dieran audiencia llegando a afirmar de él que se trataba de un "hombre cuerdo y de buen ingenio y habilidad". Diego de Deza, dominico y miembro del consejo de Salamanca, se quedó impresionado por los argumentos de Colón, llegando a interceder a su favor ante la reina. Luis de Santángel, receptor de las rentas eclesiásticas de Aragón, fue quien convenció a la reina de que aceptara todas las condiciones del genovés. Beatriz de Bobadilla, Marquesa de Moya, y el duque de Medinaceli influyeron igualmente para que la reina Isabel le diera audiencia y para que cediese ante las demandas de Cristobal Colón.
Así pues, los argumentos acabaron por convencer a Fernando e Isabel, llegando a admitir las enormes exigencias del genovés en términos de autoridad personal y de beneficios económicos, tal como quedaron registradas en las definitivas Capitulaciones de Santa Fe, suscritas el 17 de abril de 1492.

Colon en la corte de fernando el catolico xilografia segun un oleo de wenzel von brozik siglo xix

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