LE PRIME DONNE CHE APPRODARONO SUL SUOLO AMERICANO
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Se chiediamo a uno scolaro della scoperta dell'America, ci risponderà immediatamente: Colombo nel 1492. Se chiediamo quante navi facessero parte della spedizione, ci dirà la Santa María, La Pinta e La Niña. Se alla fine chiediamo quante donne hanno accompagnato Colon, è del tutto possibile che totalmente sorpresi risponderanno:
Ah, ma come ci sono anche le donne?
In particolare, trenta donne accompagnarono Cristoforo Colombo nel suo terzo viaggio, più di 300 arrivarono a Santo Domingo nel primo quarto del XVI secolo. La popolazione femminile costituiva quasi un terzo dei passeggeri spediti in America tra il 1560 e il 1579. Tra queste donne sono numerose affascinanti storie personali come quella di Mencía Calderón, moglie di Juan de Sanabria, che alla morte del marito prese in carico la spedizione al Río de la Plata, o quella di Isabel Barreto, prima e unico Ammiraglio della Marina che guidò una spedizione attraverso il Pacifico nella navigazione più lunga in questo oceano fino ad allora.
Altri nomi importanti sono María Escobar, che introdusse il grano in America; María de Toledo, viceré delle Indie Occidentali; María de Estrada, che partecipò alla spedizione di Hernán Cortes e sopravvisse alla Noche Triste; Catalina de Erauso, che lasciò il convento in Spagna per recarsi nel Nuovo Mondo e combattere come soldato di fanteria nei regni del Perù e del Cile; o Mencía Ortiz, che creò una società per trasportare merci alle Indie.
Molte delle donne sbarcate nelle Indie provenivano da migrazioni clandestine e i loro dati sono difficili da investigare. Tuttavia, siamo in grado di affermare che dei 45.327 emigranti di origine conosciuta, circa 10.118 erano donne. Il 50% di loro erano andaluse, il 33% castigliano e il 16% venivano dall’ Estremadura.
Nel sedicesimo secolo le donne vivevano soggette alla tutela degli uomini, prive di ogni rilevanza sociale. Il loro posto era la casa, dove lei avrebbe dovuto essere una buona moglie e una madre cristiana, come dettavano le regole del patriarcato. Ma c'erano molte, moltissime, che non erano disposte ad assumere questo ruolo femminile e nell'emigrazione in America hanno visto la loro grande opportunità.
Hanno tagliato le loro radici per ripiantarle in un nuovo mondo, con un viaggio pericoloso ma piene di speranza. Fortunatamente, molte hanno raggiunto il loro grande obiettivo.

decorazione

Si preguntamos a cualquier colegial por el descubrimiento de América nos contestarán de forma inmediata: Colón en 1492. Si preguntamos cuántos barcos formaban la expedición nos dirán casi de corrido Santa María, la Pinta y la Niña. Si finalmente preguntamos cuántas mujeres acompañaron a Colon, es muy posible que con caras totalmente sorprendidas, nos contesten:
-Ah!, ¿pero es qué también fueron mujeres?
Posiblemente esta pueda ser la respuesta de muchos de sus padres, y es que en este sentido la historia ha sido injusta con la actuación de las mujeres en aquella época. Concretamente, treinta mujeres acompañaron a Cristóbal Colón en su tercer viaje, más de 300 llegaron a Santo Domingo en el primer cuarto del siglo XVI y la población femenina constituyó casi una tercera parte de los pasajeros embarcados con destino a América entre 1560 y 1579. Entre estas mujeres se dieron historias personales apasionantes y de gran interés, como la de Mencía Calderón, esposa de Juan de Sanabria, que a la muerte de su marido se hizo cargo de la expedición al Río de la Plata, o la de Isabel Barreto, primera y única Almirante de la Armada que lideró una expedición por el Pacífico en la navegación más larga por este océano hasta entonces.
Otros nombres relevantes fueron María Escobar, que introdujo el trigo en América; María de Toledo, que fue virreina de las Indias Occidentales; María de Estrada, que participó en la expedición de Hernán Cortes y sobrevivió a la Noche Triste; Catalina de Erauso, que abandonó el convento en España para viajar al Nuevo Mundo y combatir como soldado de infantería en los reinos de Perú y Chile; o Mencía Ortiz, que creó una compañía para el transporte de mercancías a las Indias.
Otras preguntas más difíciles de formular a los mencionados colegiales serían: ¿quiénes eran?, ¿cuántas?, ¿de dónde procedían? Gran parte de las mujeres de las Indias procedían de la migración clandestina -relativamente fácil y frecuente- y sus datos son difíciles de indagar. No obstante, estamos en condiciones de afirmar que de los 45.327 emigrantes de procedencia conocida, aproximadamente 10.118 eran mujeres. El 50% de ellas eran andaluzas, un 33% castellanas y un 16 % extremeñas.
Finalmente nos podríamos preguntar: ¿por qué tantas mujeres españolas deseaban realizar esta peligrosa experiencia? La razón es relativamente fácil de entender; en el siglo XVI la mujer vivía supeditada a la tutela del varón y desprovista de toda relevancia intelectual. Su lugar era el hogar, donde se esperaba que ejerciera de buena esposa y madre cristiana, como mandaban las reglas del patriarcado. Pero hubo muchas, muchísimas, que no estaban dispuestas a asumir este rol femenino y en la emigración a América vieron su gran oportunidad.
Arrancaron sus raíces para replantarlas en un mundo nuevo, con un viaje peligroso pero con mucha ilusión y esperanza. Felizmente, muchas de ellas consiguieron su gran objetivo.

Mencia de Calderon

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