El pasado sábado a última hora de la tarde, el Phoenicia, una réplica de 50 toneladas y 20 metros de eslora de un navío fenicio hallado en las aguas del Mediterráneo, arrió velas en la costa de Túnez, en concreto a 10 kilómetros de donde se erigía hace siglos la antigua ciudad de Cartago. Tras un periplo que se aventura arduo y lleno de obstáculos, la expedición, bautizada como Fenicios antes que Colón, espera poder cruzar el Atlántico y hacer puerto en algún lugar del Caribe para diciembre.
¿Pero cuál es el objetivo de esta empresa, de navegar medio planeta en un barco que depende de la fuerza con la que sople el viento? El nombre de la aventura ya ofrece pistas significativas: "Demostrar que los fenicios fueron capaces de cruzar el Atlántico y llegar a América". Es decir, demostrar que fueron los descubridores del Nuevo Mundo. Esa es la finalidad de la expedición según se detalla su página web. Sin embargo, Philip Beale, un aventurero, escritor, marino y exbanquero británico, el cabecilla de todo, se ha mostrado mucho más descarado antes de partir, menospreciando la gesta del almirante genovés y sus hombres.
Sabemos que los vikingos llegaron a América alrededor del año 1000, por lo que nunca fue el primero, probablemente hubo un buen puñado antes que él", ha señalado al periódico The Times.
Su objetivo es llegar a América utilizando un navío como los que construían los fenicios en torno al 600 a.C.; y probar que pudieron haber descubierto — siempre en condicional — el Nuevo Mundo 2.000 años antes que Cristóbal Colón. Si bien existen testimonios y evidencias históricas de que esta civilización antigua navegó por la costa este del Atlántico —lo que ha impulsado a Beale a defender su teoría—, no hay ninguna prueba que indique que fueron capaces de cruzar el oceáno.